El lunes 17 de abril volví a trabajar luego de haber estado seis semanas fuera de la redacción. De ese periodo, tres semanas fueron por concepto de “licencia por enfermedad” y tres semanas por “vacaciones”.
Cuando comencé a prepararme para la cirugía bariátrica en septiembre del año pasado (2016), pensé que necesitaría mucho tiempo para recuperarme, por lo que decidí guardar todos mis días de vacaciones para utilizarlos luego de la operación. Gracias a esa planificación fue que pude estar seis semanas fuera del trabajo.
Lo cierto es que la recuperación post cirugía bariátrica es mucho mejor de lo que cualquiera podría imaginar. De hecho, hay pacientes que se reintegran a sus labores dos semanas después de la operación. En mi caso, pude haber vuelto a trabajar a partir de la tercera semana ya que, aunque después de la primera semana ya no tenía dolor, sí se me hizo difícil adaptarme a la dieta y me sentía débil.
La primera semana de operada para mí fue dolorosa y desafiante debido a que hay que pasar las “incomodidades” de la cirugía sin medicamentos para el dolor. La doctora solo autoriza tomar acetaminofén líquido o “de bebé”, como me dijeron en el hospital, pues el consumo de pastillas está prohibido durante el primer mes.
Esa primera semana sufrí dolores intermitentes y agudos en el área del abdomen, particularmente en el costado izquierdo, que es donde tengo la herida más grande ya que por ahí fue que removieron tres cuartas partes de mi estómago. El dolor más profundo lo sufrí la madrugada del viernes (mi cirugía fue lunes), cuando estuve desde las 2:00 a.m. hasta casi las 8:00 a.m. con unas punzadas terribles que no me dejaron dormir. Luego de ese día ya no sentí más dolor.
[OJO: El dolor de cada paciente es distinto de acuerdo a la tolerancia de cada persona. Como he dicho antes, soy bastante débil para el dolor físico. Hay pacientes que se operaron la misma semana que yo y no experimentaron dolor significativo.]
A partir de la segunda semana el reto diario era cumplir con la dieta y consumo de agua y suplementos que indica la nutricionista. Durante mis días de vacaciones, aproveché para ir a la playa y hacer turismo interno siempre llevando una lonchera con los alimentos que sí podía consumir. En algunas ocasiones visité restaurantes y mi opción en el menú siempre fue sopa. A eso añadía un frapé o jugo natural para ir tomando poco a poco mientras los demás comensales degustaban sus platos. ¡Todo bien!
Entonces, se acabaron las vacaciones y llegó el día de volver a mi trabajo. ¿Cómo me preparé y qué hice esta primera semana? Te cuento:
El domingo antes de volver al trabajo preparé dos tazas de avena y la dividí en porciones para cubrir los desayunos de toda la semana. También hice un majado de viandas y salmón al vapor para varios días. En la etapa que estoy ahora solo puedo comer majados y carnes blancas, pero explicaré el detalle de la dieta en otra entrada. Lo importante es que desde el domingo preparé las porciones de los desayunos y almuerzos de la semana.
El domingo también dejé lista al lado de mi cama la ropa de hacer ejercicios con los tennis. Durante las tres semanas que estuve de vacaciones descuidé totalmente la rutina de actividad física pero ya era hora de retomarla. De hecho, en mi última visita a la oficina de la Dra. Santos, ella me ordenó hacer ejercicios todos los días. Volveré a verla en julio y para esa fecha debo pesar al menos 199 libras (ahora estoy en 209).
A continuación, comparto cómo organicé mis días esta semana para cumplir con los ejercicios, dieta, suplementos, y descanso además de trabajar:
6:00 a.m. – suena la alarma, es hora de entrenar
Esta primera semana entrené con un DVD de “power walking” de Leslie Sansone. Realicé el equivalente a dos millas diarias pero la meta es aumentar el tiempo de ejercicios cada semana. Con este DVD, dos millas toman 30 minutos aproximadamente. Durante la sesión de ejercicios, la entrenadora indica movimientos de bajo impacto para tonificar brazos y piernas. Es un buen ejercicio para quienes están empezando y no quieren lastimarse. Tengo varios dvd’s de Leslie Sansone que compré por Amazon hace años. También he visto que los venden en Wal-Mart.
9:00 a.m. – desayuno y suplementos
A esa hora, justo antes de salir para el trabajo como 3 oz de avena con un tercio de guineo picadito o dos fresas. Poco después, tomo: 2 onzas de proteína predigerida (es la cantidad que debo consumir en esa etapa), multivitaminas, biotin y colágeno.
11:00 a.m. – merienda
Puedo comer una barra de proteína, o 3 oz de Premier (o cualquier batida de proteína), o un yogurt pequeño.
1:00 p.m. – primer almuerzo
2 oz de salmón al vapor o pollo y 1 oz de majado de viandas
3:00 p.m. – segundo almuerzo
2 oz de salmón al vapor o pollo y 1 oz de majado de viandas
5:00 p.m. – merienda
Puedo comer una barra de proteína, o 3 oz de Premier (o cualquier batida de proteína), o un yogurt pequeño.
7:00 p.m. – cena
A esta hora me toca la cena pero no me está dando mucho apetito por lo que opto por tomar una batida de proteína Premier y ya. También es que a esa hora todavía estoy en la oficina, a punto de salir, y una batida es lo más conveniente.
9:00 a.m. – merienda
Tomo Premier, o un yogurt.
Entre los periodos de comida aprovecho para tomar la mayor cantidad de agua que pueda. Se supone que ingiera al menos 64 onzas de agua al día pero aún no logro llegar a esa cantidad. Bebo mucha agua justo después de hacer ejercicios en la mañana y luego durante el día sigo tomando poco a poco. Debo estar ingiriendo unas 50 onzas, más o menos.
Básicamente esa fue mi rutina diaria esta semana. Confieso que levantarme a las 6:00 a.m. para hacer ejercicios ha sido lo más difícil pero lo logré. Esta semana hice ejercicios cinco días: lunes, martes, miércoles, viernes y sábado. El jueves no pude levantarme a tiempo porque tenía mucho dolor en el cuerpo. No obstante, compensé ese día haciendo ejercicios el sábado por la mañana.
Un detalle curioso pero lindo que viví esta semana al volver al trabajo fue la mezcla entre cariño y curiosidad de mis compañeros. Una vez más, confirmo el tabú que es hablar sobre gordura y cirugía bariátrica en Puerto Rico. Mis compañeros en la oficina me recibieron con mucho amor y alegría, sin embargo, de algunos pude percibir una enorme curiosidad también por “verme”, por ver “cómo quedé” después de la operación, ver “mi almuerzo” cuando voy al comedor a calentar mi diminuta porción, entre otras cosas…
Otra novedad que experimenté esta semana fue que ya a eso de las 5:00 o 6:00 p.m. siento que “se me acabó la gasolina”, es decir, me siento bien cansada, como si el cuerpo me pesara y necesitara dormir. Creo que es normal porque mi cuerpo se está adaptando a una nueva rutina bajo nuevas circunstancias: madrugar para hacer ejercicios, menos ingesta de alimentos, etc. Espero que eventualmente esa sensación desaparezca.
¡Ya te contaré!