Según parece, de nosotros, tú no sabes nada. Sin embargo, quieres aprender qué es esa cosa llamada humano. ¡Vaya empeño el tuyo!
Pues desde ahora diré que tendrás que ser paciente. Y a pesar de tu paciencia y mi esfuerzo, posiblemente, el final de este encuentro será estéril. Tú, con tus curiosidades intactas; y yo, con mis dudas insatisfechas.
Ya Rilke[ii] lo dijo hace muchos años: “Sólo a veces se abre mundo el velo de las pupilas. Entonces las penetra una imagen, recorre la tensa quietud de sus miembros y en el corazón su existencia acaba.” Entonces, acércate a explorar lo que somos; o mejor aún, acerquémonos juntos a tantear la humanidad.
Puede que hoy el velo se abra mundo y veas alguna imagen reveladora pero… ¡Cuidado! No te contagies con el deseo que nos impulsa y nos devora a los humanos. Mira que te advierto. Son muchos los que han caído por ser como los potrillos, queriendo correr tras sus pulsiones, sin apenas saber caminar. Y tropiezan. Caen. Se lastiman. Porque son torpes cuando nacen; o simplemente, porque así tiene que ser.
No quieras agarrar por el pelo la definición de humanidad. Sé paciente. Como dijo un “cyborg” en Ghost in the Shell: “Ahora vemos de manera imperfecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy conocido”.[iii]
Escúchame bien, pues voy a contarte algunas historias que dan cuenta de la esencia humana. Serán sólo muestras, posibilidades, ratitas de laboratorio en este experimento forzado de ponerle nombre a lo sublime. Pero antes, debes saber que el homo sapiens es una especie que se distingue por su capacidad creativa/imaginativa, por su sensibilidad, y por la complejidad del lenguaje que utiliza para comunicarse.
Pero vamos con calma.
Hace muchos años existió un homo sapiens que respondía al nombre de Marx. Él decía que los seres humanos somos lo que producimos. O sea, que nuestra esencia se traspasa a nuestras creaciones. Sin embargo, otro humano llamado Althusser argumentaba que nuestras producciones respondían a nuestras ideologías o imaginarios. Esto quiere decir que, para Althusser, las creaciones de la humanidad no representan, necesariamente, las relaciones e interacciones humanas en el plano real.
Yo creo que ambos tenían razón. La humanidad ha producido grandes cosas. El arte literario, la música, las artes plásticas y visuales, el gusto por la belleza, la arquitectura, el desarrollo de tecnologías, entre muchas otras cosas, dan cuenta de la extraordinaria imaginación, sensibilidad y destreza que tiene el homo sapiens. Sin embargo, la humanidad también ha producido cosas terribles que demuestran su tremenda capacidad destructiva: el Holocausto, la bomba atómica, las guerras, los genocidios…
Y por favor, de éstos últimos, mejor pregúntale a otro, porque yo no diré más.
No diré más, porque es vergonzoso y duele.
No sé si comprendes.
Pero es que la condición humana es demasiado compleja como para encajonarla en unas cuantas palabras definitorias. Personajes literarios como Viktor Frankenstein, Madame Bovary, Raskolnikov, Hamlet, y poetas como Rainer María Rilke, Bécquer, W. Whitman, William Blake, entre muchísimos otros, claramente representan la profundidad de la esencia humana.
Frankenstein era un hombre atrevido, apasionado y obsesionado con la idea de crear a otro humano. Quería demostrar su poder creativo, creando vida; para vencer la muerte. Éste es un personaje con múltiples dimensiones, sin embargo, salió de la imaginación de una mujer: Mary Shelley. Y lo más maravilloso es que, leer la historia de Frankenstein, aún teniendo conciencia de que todo es pura ficción, provoca emociones y sensaciones fuertes, tales como la compasión y la empatía.
Por su parte, Madame Bovary era una mujer hastiada de la vida en el campo y andaba en busca de aventuras y nuevas experiencias. Su creador, un hombre: Gustave Flaubert. ¡Qué imaginación! ¿Puedes entender lo que te digo? Hombres y mujeres imaginando y escribiendo historias sobre personajes del género opuesto, y ¡qué bien lo hicieron!
Otro maravilloso ejemplo de la condición humana tan compleja es la poesía de Rilke, cuando dice: “Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible, lo que somos apenas capaces de soportar, lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos. Todo ángel es terrible. Así que me contengo, y me ahogo el clamor de la garganta tenebrosa”.[iv]
Todo homo sapiens tiene emociones, deseos, pasiones incontenibles pero, según el poeta, ése ángel (deseo) nos atrae y tiene poder sobre nosotros porque es inalcanzable. Para el humano, el ángel deja de ser ángel cuando es poseído.
Y podría continuar dando ejemplos de las distintas formas en las cuales se manifiesta la esencia humana a través de sus creaciones.
Sin embargo, creo que aún no te satisface mi respuesta. Tal parece que el velo se abrió y cerró muy rápidamente.
Y así es la vida humana.
Somos incomprensibles e impredecibles. Tenemos el potencial de crear belleza pero también la capacidad de hacer mucho daño, de hacer sufrir, de causar dolor. Utilizamos el lenguaje para explicar y entender el ambiente que nos rodea, sin embargo, el uso del lenguaje no cambia lo que nombramos. Simplemente, nos ayuda a manejar nuestro hábitat y a entendernos un poquito mejor.
¿Cómo se define la condición humana?
No lo sé.
Y espero que tú tampoco.